La actividad de Real Estate se enmarca dentro de la inversión alternativa y constituye en la actualidad un “asset class” fundamental en las estrategia de inversión y formación de carteras de los inversores institucionales. Algunos factores que han impulsado la creciente asignación a este tipo de activos son su efecto diversificador por su baja correlación con otros activos financieros, la capacidad de generar atractivas rentabilidades en diferentes ciclos de mercado, su capacidad generadora de «yield» y su protección ante escenarios inflacionistas.
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